viernes, 9 de octubre de 2009

“En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo”

Esta noche es noche de mutación
Por 8 horas aproximadamente dejare la oruga y volare por los tiempos
Quiero sentir a las hormigas de la muerte subir por mis pantorrillas
Lentamente, despiadadamente, impunemente
El tercer ojo comienza a despertar

Tengo ansias por comerme 200 microgramos de acido
Despersonalizarme
Tranquilo silencio en medio de gritos y bits, beats.

Tengo la llave, se cual es la puerta
Esta noche te voy a raptar
Te voy a reventar contra el altar de una iglesia, a los pies de alguna falsa virgen
Te llevare a robar naranjas maduras de árboles fantasmas
Que sin embargo son
Escupiré lubricante en tus entradas y me bañare en tu dulce turbulencia
Estaré fuera del tiempo que se aproxima
Conversare con Burroughs y Kerouac
Fumare una pipa con R. Magritte y con H. Miller.
Tengo ganas de cortarle la otra oreja a Van Gogh y dársela a mi pequeño pitbull.

La última vez fue lejos y en soledad.
La vez primera fue con mi secta y en el río.
Se conmemora hoy la muerte y la vida después de ella.
Ceremonia de iniciación para algunos, ritual para otros.
No hay curas ni hostias en el templo, hemos eyaculado en su altar y ahora todos beben nuestro semen de una copa de oro, robada a nuestros antepasados.

Me cago en la santa iglesia católica, defeco en sus santos y arcángeles.
No creo en dios padre, no creo que Jesús fuera su hijo. Y tampoco creo en su falso espíritu santo. En sus templos de comercio hay todo menos un dios.
De niño me compraron una biblia para un colegio de mierda al que asistí.
Adolescente me fume el Apocalipsis.
Todas las estupidas oraciones de siervo, de dominado, las he borrado de mi, las he vomitado. De mis entrañas…

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